Es un padecimiento que se diagnostica al presentarse contratación continua e injustificada de consultores o coaches. Los síntomas varían. Pueden ser provocados por falta de toma de decisiones a tiempo, irregularidades en organigramas con distorsiones en líneas de mando que derivan en responsabilidades no atribuidas y a veces endosadas.
O bien cuando hay una búsqueda constante de respuestas a preguntas mal formuladas. La consultitis también aqueja a amigas (yo tengo una) que constantemente están pidiéndote consejo sobre absolutamente todo y jamás siguen ninguno, pero ninguno y entonces no tienen fin, así algunas empresas.
¿Cómo saber si su empresa padece consultitis?
Bien, revise a cuántos consultores o coaches ha contratado en los últimos 3 años y conteste estas preguntas: ¿Para qué lo contrató?
Aquí usted debe de responder claramente. Ahora bien, ¿siguió las instrucciones del consultor?, ¿qué resultados obtuvo y en cuánto tiempo? Si usted no tiene las respuestas a esas preguntas y sigue contratando consultores, usted es candidato a una intervención, la padece.
“Yo contrato consultores y no quiero enfermarme”, ese es el primer paso para que usted contrate responsablemente. Yo le recomiendo seguir el tratamiento del párrafo anterior en ese orden: Tener claro el objetivo, imagine que va al doctor y le diga “me duele” ¿verdad que no? ¡sea claro!
Debe dejar trabajar al que sabe y medir los resultados, es sumamente importante que designe a la persona responsable de recibir consultoría, si es que no es usted, y seguir por el mismo camino, porque luego resulta que el consultor no tiene a quién consultar porque “ahorita no tengo tiempo” entonces, después no va a funcionar, va a sentir que está tirando su dinero, pero con la novedad que usted seguirá en el punto A con la situación original y ¿adivine qué? ¡exacto! Va a querer contratar oootro consultor y ahí, mi estimado, usted se ha infectado.
“Ocupamos un consultor motivacional, que integre a los colaboradores”, hay coaches que son unos verdaderos maestros para estos temas, a pesar de que la palabra “coach” tiene mala fama (gracias a esos “vende humos” mercenarios que creen que hablar bonito y que con ponerse el título en la tarjeta de presentación es suficiente).
Suponiendo que usted tiene identificado al profesional, dígame ¿está usted seguro que eso es lo que necesita su empresa? A veces los colaboradores no están para coaches y esperan otra cosa, ojo con eso, porque después usted le va a echar la culpa al profesional y buscará otro y… ¡infectado!
“Yo no necesito consultores, estoy a salvo”, me encantaría decirle que usted se fue por la libre pero no, existe otra enfermedad que se llama “ceguera de taller” y esa solo la detecta el consultor, oh sí, así como lo lee; un consultor profesional será capaz de identificar la raíz del problema y ayudar a superarlo. Cuando uno está sumido en la operación algunas situaciones son invisibles a la vista, simplemente usted no lo ve claramente, solo siente los síntomas, por eso existimos los consultores, es nuestra razón de ser. Eventualmente usted necesitará ayuda, pero tiene que ser muy cuidadoso y responsable para hacerlo profesionalmente.
Tenga pues una relación sana, exija resultados en tiempo y forma y sea recíproco: siga las instrucciones del profesional. Hoy repartí parejo 🙂
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