A Maria Elena Mendoza y Vidales Vda. De Medleg Tuve la suerte de conocerla en una cena de gala, coincidimos en la misma mesa, un año después nos vimos de nuevo, esta vez compartimos un tequila, ahí empecé a conocer su vida. Hoy, como ella misma lo dice, esté en plenitud, me recibió en su casa después de asistir a un evento juntas, mientras cenábamos empecé a preguntarle detalles de su vida.
Impensable que esa mujer empresaria impecable, guapísima, de esas mujeres sin edad, me contara que empezó muy jóven a trabajar y su carrera empezó con siete mil pesos y 26 años. Ella estudió decoración, en aquella época su aspiración era ser arquitecta, pero las oportunidades laborales en ese entonces no se le brindaban a jovencitas. Iniciaba su carrera como decoradora, pronto sus diseños eran recomendados, construyó una muy buena reputación, sus clientes la buscaban, pensar que el talento y el dibujo a mano alzada eran sus únicas herramientas. Empezó a darse cuenta que era mas rentable (y mas fácil) tratar con empresarios, segmentó sus clientes y pronto se dedicó a atender a clientes corporativos.
Su éxito como decoradora le permitió lanzar su propia línea de muebles de oficina, de a poco adquiría máquinas y de dos colaboradores pasó a 40; mientras tenía éxito en su vida profesional, su vida personal colapsaba. A los 33 años y con 5 hijos, decidió poner fin a su matrimonio, Maria Elena se divorció.
Su vida giraba alrededor de su trabajo y sus hijos, años después se topó con un empresario libanés “tardaba en pagar, pero pagaba” relataba Maria Elena, pero noté una sonrisita sospechosa ¿fué tu segundo marido? -pregunté- y ahí soltó la carcajada. Cuéntamelo todo -le pedí- y saqué mi iPad.
La contrató para decorar las oficinas corporativas de un panteón, le solicitó varias propuestas de mobiliario, entre los proyectos de López Morton y otra marca que no recuerdo, iba la propuesta de ella “¿y esto quién lo hizo?” -¡yo!- le contestó ella, gratamente sorprendido eligió su propuesta, ella feliz le pidió el anticipo, bastante conservador, al final él la regañó y le hizo ver que necesitaba el doble “pues démelo” contestó ella muy determinada, terminó casada con él. Y ahí empezó su vida de empresaria.
El panteón.
Ya casada ella se involucraba mas en la empresa, Maria Elena empezó a hacerse cargo de todo pero seguía decorando, es mas, era proveedor de su marido, inteligente sin duda. Y así creció la empresa sorteando algunos infortunios, ella consolidándose como empresaria, la vida la llevó al la viudez y una deuda tremenda. Subsanar la empresa y poner en orden la herencia fue un proceso de alrededor de 3 años.
En 1982 María Elena empieza su participación en la Asociación Mexicana de Mujeres Empresarias “te puedes imaginar en aquella época, con un marido exigente, no gozaba de la libertad de ir y venir, no era posible” estuvo participando intermitentemente, se alejó un poco mas cuando su marido enfermó, esos eran tiempo de él, de atenderlo y acompañarlo en sus últimos momentos.
Al tiempo y con ánimo, volvió a participar en la asociación, hoy conocida como AMEXME, Maria Elena fue nombrada Comisionada Mundial en Egipto por FCEM, el organismo que agrupa a los distintos organismos en mas de 100 paises, en ese tiempo la presidenta mundial era Madame Fonin, de Camerún. Después fue ratificada por un segundo período por laura Frati Gucci y si ella se lo propone, sin duda la actual presidenta mundial no dudaría en invitarla.
Maria Elena fue la precursora de la internacionalización de la Asociación Mexicana de Mujeres empresarias, era ella la que representaba a México en los eventos mundiales “con las rusas no hablábamos nada, no nos entendíamos pero nos abrazábamos, eran lazos muy fiertes, siempre recibí de la gente cosas muy lindas”, yo estaba absorta en todas sus anécdotas. En Mónaco la recibió el príncipe, en Rusia le ponían chofer privado, no me alcanza el espacio para contarles todo.
Una mujer sin duda innovadora, no nos ha de extrañar que en un negocio como el del luto, haya incorporado urnas biodegradables que se entierran junto a un árbol dando pié a un panteón ecológico. En el área de inhumaciones, se colocan las cenizas dentro de una esfera de sal, biodegradable también, se acompaña la ceremonia con flores y se deposita la esfera en el lago, deshaciéndose en el agua “son ideas de mi hijo que yo secundé” una mujer que hasta la fecha sigue dirigiendo la empresa respaldando a sus 5 hijos que trabajan con ella.
Tres cerros conforman el patrimonio que Maria Elena y su familia han construido, y a pesar de estar en un negocio rodeado de tristeza, es impresionante como han trabajado en generar experiencias de paz, de devolver un poco de vida a través del panteón, están trabajando en convertirlo en un pulmón para la ciudad de México “al final, es tierra santa”
Gracias Maria Elena por inspirarnos.