En el mundo de los litigios legales, las demandas a empresas tecnológicas son casi tan comunes como los Oxxo en cada esquina. Pero ahora, la tendencia apunta a un nuevo blanco: los inversores. En un movimiento que huele más a táctica publicitaria que a justicia real, las demandas alegan que varios inversores participaron en lo que se conoce como “AI-washing”. En otras palabras, “adornar” empresas con el cartelito de inteligencia artificial para inflar valoraciones y atraer capital.
La lógica, por supuesto, es maravillosa. ¿Tu startup de jardines verticales no está atrayendo suficiente inversión? Fácil: dile al mundo que usas IA para que tus plantas canten. ¿Tu aplicación de calendarios está en el olvido? Pues claro, afirma que tiene un algoritmo de aprendizaje profundo que selecciona tus reuniones basándose en tus biorritmos. Y cuando todo esto no cuadra con los números, simplemente culpas al inversor que financió la idea. Al final del día, siempre puedes decir: “Oye, ellos sabían que esto era puro humo y aún así apostaron”.
No se sabe si esta táctica legal va a tener un impacto real o si es solo una moda pasajera. Pero algo es claro: el juego ha cambiado y ahora no solo las startups tienen que preocuparse por demostrar que su IA no es de papel maché. Los inversores también están en la mira, por si se les ocurre jugar a ser visionarios en vez de contables.
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Aplica también para todos les que mencionan ‘Silicon Valley’ como si fuera el paraíso terrenal. Si hay vendehumo, es porque también hay comprahumo.
(Fuente: Reuters)