La empresaria les creyó y gastó una fortuna. El inventario estaba acumulando polvo porque la tienda no funcionaba, no tenían sistema para gestionar los productos ni una logística adecuada para manejarlos. Sin presupuesto, sin resultados y con un inventario enorme que perdía valor con cada día que pasaba, llegó a mi oficina. Lloraba.
La escuché detenidamente. Me impactó darme cuenta de que no tenía ninguna guía real sobre e-commerce, ni de marketing digital, ni siquiera una idea clara de cómo funcionaba el mundo al que intentaba entrar. La agencia no tenía malas intenciones, pero su falta de conocimiento y planificación había dejado a esta mujer en una situación devastadora.
Ese día fue un punto de inflexión para mí. Me di cuenta de que no era la única mujer enfrentando desafíos así. Vi claramente que muchas empresarias carecían de herramientas y conocimientos para navegar en el mundo digital, y que yo podía ayudarlas. Ese fue el momento en el que descubrí mi propósito: ayudar a las mujeres empresarias a incorporar la tecnología y el marketing a sus negocios y sus vidas.
A esta empresaria la ayudé a salir del apuro. Nos enfocamos en recuperar lo posible, replantear su estrategia y transformar su visión de negocio. Esa experiencia marcó el inicio de lo que hoy se ha convertido en mi misión de vida. Más de diez años después, sigo trabajando con mujeres empresarias, ayudándolas a encontrar el camino hacia la digitalización y el crecimiento con herramientas tecnológicas, estrategias de marketing y, sobre todo, confianza en ellas mismas.