Hay personas que nuestra idea de unas buenas vacaciones distan mucho del «all inclusive», recuerdo aquellas semana santas de los 80 en San Carlos, Sonora, haber visto la multitud de turistas congregados en la playa. Mi vista era desde el cerro, desde ese día comprendí que era «indoor». Nomás no disfruto estar rodeada de tanta y tanta gente. Mucho tiempo pensé que rayaba en la agorafobia pero no, oiga. No tengo nada, simplemente hay turistas de todo tipo.
Mi hermana vive en un pueblo mágico escondidito en Baja California Sur. Se llama Todos Santos, me llama la atención cómo se reparte el turismo en esa zona, le explico: los «gringos» clase media y el turismo nacional se van a Los Cabos. Al punchis-punchis de Cabo Wabo (no sé si todavía existe o está de moda) o algo parecido.
El ‘gringo’ millonario veranea en San José del Cabo, tiene hermosas residencias o se la pasan en el One and Only Palmilla, ya ve que sale en las noticias de la farándula que los artistas están en Los Cabos bueno usted y yo no los vamos a ver (ni tampoco tenemos ganas, la verdad).
Por último me queda el turismo europeo, el cultural, el hippie farm to table, el sibarita, ese se va a Todos Santos.
Es muy común ver turistas paseando por el boulevard donde está el Hotel California. Famoso porque algunos dicen que ahí se inspiró la famosa canción de The Eagles, pero no es cierto. Intente hacer check in y mencionarlo. Entre esos turistas usted se puede encontrar a Brad Pitt, Michael Jordan o a un simple millonario italiano.
Lo mejor de todo es que a los lugareños no les llaman la atención; es muy curioso ¿será porque viven en el paraíso? ¡Claro! Pierden la capacidad de asombro. No sé, pero al todosanteño ni le va ni le viene. Es como todo un mood relajado.
En Todos Santos existen varios restaurancitos gourmet. Así de firma de chef, tienen sus propias reglas. Puede ser que no sean constantes en los días de servicio. Me acuerdo de haber escuchado a mi hermana responder “pues a ver si está abierto” ¿cómo? –pensé– y se me vino todo el marketing y la atención a clientes y la estandarización.
Creo que apreté los ojos y volví a preguntar –¿cómo? –. “Sí, a ver si Ángelo abrió, a veces no abren”, se disfruta tanto la experiencia de cenar que si está abierto te sientes como bendecido ¡como suertudo!
Ángelo es un italiano dueño del ‘Ristorante Tre Galline’, lo atienden él y su esposa. Cabe mencionar que por la mañana es ‘el café Todos Santos’ rompiendo todas las reglas de marketing. La cocina de verdad es exquisita.
Ángelo hace la pasta en casa, cuando tenga la oportunidad de ir déjese llevar por sus recomendaciones. Es un lugar donde disfrutará realmente la cocina italiana ¡es más! hasta el vino tinto es de la casa. La familia divide su año entre Todos Santos y el Valle de Guadalupe. Ahí tienen el viñedo y el otro Tre Galline pero solo por temporada.
Como éste, hay varios lugarcitos para disfrutar, busque por ejemplo, ‘Mi Casita’ y pida los camarones al coco y un mojito, o vaya al hotel Rancho Pescadero a desayunar y pida una mimosa (después de las 12 para cumplir con las formas), disfrute de la vista espectacular al océano o crúcese al Baja Beans Roasting pida el mejor café y pruebe el chocolate, créame es una experiencia maravillosa al paladar.
Si usted como yo le encuentra sentido al silencio, la paz, el disfrutar de una buena cena, de platicar con el chef, de escuchar sus historias mientras toma una buena copa de tinto, de descubrir pequeños detalles, de esperar a que le sirvan un platillo porque cosechan en ese momento los ingredientes, de caminar para descubrir pequeñas galerías de arte, de comer pan dulce recién hecho y un café recién tostado…
Usted tiene que visitar Todos Santos.
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