La mercadotecnia o “marketing” es el departamento donde nadie tiene idea de qué se hace, sobre todo si tenemos en cuenta que nuestro marido, el departamento de ventas. Nos ve como la esposa que gasta y gasta y no se le ve claramente cuál es el beneficio de sus acciones.
Yo viví ese matrimonio durante 16 años aproximadamente. Créanme, se necesita mucho estómago para no terminar en divorcio. Pensándolo bien, en las empresas hay varios matrimonios que sí son funcionales. Va todo de maravilla, por ejemplo la hermosa calidad con el rudo de producción. Veamos el ejemplo del matrimonio gay entre contabilidad y administración; si que ha habido trapitos sucios, que los sacan oportunamente en las juntas, se dan con todo, pero, el juez de lo familiar, en este caso el director de la empresa, los pone en paz. Tenemos que funcionar como una gran familia.
Mi marido Ventas jamás me entendió “¿sabes cuántas unidades de reparto puedo comprar con el presupuesto que te piensas gastar en esa publicidad?”, me acuerdo que hasta el ojo vidrioso se me puso ¡nadie me entiende! Qué contestar cuando me preguntaba ¿cuánto más voy a vender?, ahí la fui sorteando.
Es difícil poner un número cuando el objetivo es, por ejemplo, posicionamiento. Cuando trataba de explicar, ya saben, con el vocabulario fancy de marketing: “Es una estrategia de trade marketing que va…” ¡no te entiendo! ¡habla en español! ashhhh, así viví mi matrimonio, pero, pero, pero, él no se esperaba mi nueva herramienta. Imaginen el día que llegué con el director, juez de lo familiar, a decirle que pretendía incursionar en el marketing digital ¡nuestra familia necesita comunicarse mejor!, interna y externamente. Todo estaba en contra, el juez, los otros matrimonios y mi marido. Paciencia, no saben.
Producción, tú haces el producto. Calidad te encargas de que el producto esté bien hecho. Administración junto con tu marido, vigilan el dinero para todo ese ciclo; recursos humanos, todos sabemos que eres el solterón incomprendido, pero eliges bien a las personas que van a hacer todo lo anterior; ventas, pones el producto en el anaquel ¿qué hago yo?
Obtengo información sobre los productos que conviven con el nuestro en el anaquel, conozco a las personas que lo van a comprar, el porqué lo hicieron y cuántas veces repitieron; también les aviso que ese producto ya está en el mercado ¡vayan a comprarlo! ¡es más! hasta hago los dibujitos, esos que salen impresos en todas partes, les enseño a nuestros empleados cómo venderlo, a que identifiquen sus cualidades, sé cuándo decirles a todos ustedes el momento de innovar, de ofrecer algo nuevo porque están cayendo las ventas, sé que decir y qué medio utilizar, hago que nuestros clientes hablen bien de nosotros y nos recomienden. Pero si no quieres ¡me voy!
¿Quieres que me quede? entonces siéntate a hablar conmigo, dime cuánto dinero me vas a dar para que yo haga todo eso, si tú me dices con cuánto cuento yo puedo hacer rendir el presupuesto, pero no me tengas adivinando y luego me exijas que si por qué nadie se enteró qué andabas vendiendo.
Moraleja
Señores, hagan un plan de marketing, asignen presupuesto, confíen en la persona asignada a esta tarea y lo mas importante: Déjenla trabajar. Una buena esposa los va a hacer exitosos, no la hagan enojar.
Columna publicada en El Imparcial.
http://www.elimparcial.com/Columnas/DetalleColumnas/1168393-lideres-empresariales-de-sonora-marcela-mexia.html
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