Vengo del futuro, ahora es 2028, han pasado algunas cosas y quiero platicárselas.
Yo sigo en el mundo del marketing –igual de joven obvio– y veo que su empresa ya no existe.
Yo insistí en aquel tiempo ¿se acuerda? en varias soluciones. Quiero repasarlas con usted, este es el gran “se lo dije”.
De su presencia en internet. Le pedí que atendiera su comunicación digital, que asegurara su sitio web y sus redes sociales.
Usted no lo hizo porque consideró que no lo necesitaba. Le dio pereza y al final concluyó que era una moda y que era pasajera. En el 2019 su competencia empezó a estar por todos lados. Hizo publicidad digital, yo me acuerdo haber hecho clic en su anuncio, me llevó rápidamente a un Whatsapp donde ni cuenta me di, pero yo ya estaba chateando con alguien.
Yo era fiel a su marca pero ustedes no me contestaban ni el teléfono, le empecé a comprar a ellos.
Discúlpeme por eso, pero yo ya no lo encontraba por ninguna parte, lo olvidé de hecho.
De sus clientes: en esa época se hablaba del big data y el small data, recuerdo haberle pedido que instalara un CRM, para que tuviera información de sus clientes y su comportamiento. Usted y su equipo llevaban todo a mano y después lo capturaban ¿lo recuerda?.
Era común por aquellos años pero le insistí en que automatizara sus procesos manuales. Usted me comentó que así estaba bien y que no lo necesitaban. Su falta de información no le permitió tomar decisiones. Su competencia empezó a adivinarles el pensamiento.
Literal, sabía cuando iban a necesitar sus productos porque tenía información precisa, usted se dio cuenta muy tarde… sus ventas se vinieron en picada y no supo ni por qué sus clientes no volvieron. Usted cerró en el 2024.
De sus colaboradores: usted nos contrató para hacer una estrategia de endomarketing, recuerdo la reunión donde le presentamos los resultados ¡qué mal humor que tenía! Insistimos en que usted tenía que ocuparse de su recurso humano ¡se lo estaban pidiendo a gritos!
Usted dijo que era “un estilo de liderazgo”, que así eran los empleados, le pareció que estábamos exagerando y al final usted no siguió nuestras recomendaciones. Su rotación aumentó, la productividad de sus empleados se vino a pique. El clima laboral empeoró, empezaron a cometer errores graves, pero como usted no le dio importancia a los perfiles de puestos, y movía a sus colaboradores de un lado a otro.
Al final nadie era responsable de nada. Se perdió una línea de producción y el acabose fue un problema de calidad que explotó en redes sociales, se le salió de las manos. Lo demandaron 5 empleados y usted tuvo a bien cerrar en el 2026.
No podemos regresar el tiempo
Pero sí tomar conciencia de los cambios o bien, de las decisiones que necesitamos tomar hoy –difíciles– estoy de acuerdo, por favor no caiga en el “ni le muevas porque se descompone” o “si así vendo no ocupo eso de la innovación” o peor aún “los empleados siempre se quejan, no les hagan caso”.
De verdad mi experiencia me está obligando a decirle: haga lo que tenga que hacer hoy por el bien de su empresa. No haga oídos sordos porque ¡oiga! es peor venir del futuro a avisarle que le tronó el changarro.
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